Me acuerdo reservar un lugar especial en mi cuarto para mis pertenencias más importantes de niño, unas veces fueron para mi colección de hielocos, otras para tazos, unas más para mis pokémon.
Aquel lugar era sagrado y estaba reservado sólo para mí, contemplar aquellos objetos en cierta disposición me provocaba algo parecido al placer.
Me tardaba horas pensando el lugar exacto de cada juguete, a veces cuando creía que se había movido alguno lo regresaba a su lugar con mis dedos meñiques tratando de no mover nada más.
Fueron muchos los años que tuve aquel altar y jamás se me ocurrió cuestionar porqué no tenía un bote o un cajón para almacenar los juguetes de forma desordenada como todo un niño “normal”.
Es chistoso, porque ahora muchos años después me doy cuenta que esa obsesión de tener las cosas en su lugar no funciona para todo en mi vida.
Me da ansiedad ver desorden, es verdad, pero puedo tener desórdenes ordenados que no me lleguen doler como un rasguño en el cerebro ¿Se identifican?
Si alguien ve el escritorio de mi computadora pensaría que es todo un caos, pero yo sé en dónde encontrar cada cosa dentro de ese caos. ¿Tiene sentido?
Según yo sí.
Infiero que ese orden que recreo con objetos en los lugares que habito tiene que ver con darme una sensación de control, de control de mi vida.
Y eso me da para pensar mucho.
¿Porqué busco el control?
Hace ya unas tantas semanas que regresé a casa de mis padres, tenía casi un año de no verlos y les confieso que algo en lo que no pude dejar de fijarme fue en el desorden que había en ciertos lugares.
Éste fin de semana ayude a mi madre a limpiar y ordenar la alacena, el refri y el baño. Me sorprendió ver todas las cosas que había guardadas que ya no servían o que no tenían utilidad.
Cuando por fin terminamos tuve una sensación de alivio y tranquilidad mental.
Ahora que me doy cuenta de todos estos indicios de TOC me hago más preguntas.
¿Qué desencadenó el TOC?
¿Cómo funciona en mi persona?
¿Podría ser capaz de no seguir mis instintos de orden?
¡Gracias por leerme!
